Con la visita del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, transcurrieron los actos conmemorativos centrales del Acuerdo firmado en 2016 en La Habana, Cuba, por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el gobierno de Juan Manuel Santos, en representación del Estado.
Si bien el diplomático del organismo multilateral reconoció sus avances que, incluso consideró un modelo a seguir por países del mundo que viven conflictos internos, señaló entres sus falencias el asesinato de exguerrilleros que hicieron dejación de las armas para reintegrase a la sociedad civil.
Al respecto, en declaraciones a Prensa Latina, uno de los dirigentes políticos del Partido Comunes, el exguerrillero Rodrido Granda aseguró que «los grupos paramilitares no han sido desmantelados” en Colombia.
«Hay todavía agentes del Estado, altos miembros del Ejército y la policía, por fortuna muy pocos, que están involucrados con las estructuras paramilitares que siguen ejerciendo», afirmó.
Granda conocido como el canciller de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, señaló que “lo preocupante es que esos asesinatos se dirigen contra líderes y lideresas de movimientos sociales y antiguos integrantes de las extintas FAR-EP.
En su opinión hay una especie de centro único de actividades para provocar la desestabilización del país».
No obstante, el secretario de la ONU aseguró que un acuerdo de paz negociado para poner fin a un conflicto que muchos creían sin solución es algo único y sumamente valioso.
Resaltó que este quinto aniversario es una oportunidad para celebrar logros de su implementación, reconocer los desafíos que enfrenta y renovar el compromiso colectivo para hacer realidad su promesa de construir una paz estable y duradera
Guterres destacó que el Acuerdo Final de Paz no solo buscaba silenciar las armas, también estableció una hoja de ruta destinada a transformar las causas profundas del conflicto y comenzar a curar las heridas para que las atrocidades cometidas por todas partes no vuelvan a ocurrir.
En la conmemoración de esta fecha trascendental para Colombia, participaron por medio de videos grabados el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Cenel y el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr, en representación de sus naciones garantes del proceso de paz, ambos ratificaron su apoyo a la implementación del Acuerdo Colombia.
En el balance de estos cinco años, sobresalieron como los principales logros la justicia transicional, que ha permitido escuchar a las víctimas del conflicto armado, así como a los responsables de los hechos durante de la guerra, lo cual contribuye a sanar heridas a la reparación y no repetición.
Otro de los resultados más aplaudidos es la reincorporación de los exguerrilleros a la vida civil, pese a las dificultades para desarrollar los proyectos productivos por la insuficiente atención del Estado.
De manera general el Acuerdo recibió un espaldarazo de la comunidad internacional, y las partes que impulsaron el proceso manifestaron su compromiso con su implementación integral.
En tal sentido, el exjefe negociador de la delegación del gobierno de Juan Manuel Santos en el proceso de paz, Humberto de la Calle, afirmó que el Acuerdo que puso fin a la guerra en Colombia es irreversible.
«Yo estoy seguro de que este proceso es irreversible, tiene reveses y dificultades y en buena parte dependerá de lo que pase el año entrante en materia electoral», dijo también a Prensa Latina.
En su opinión, luego de los comicios presidenciales del 2022, puede haber un gobierno que lo impulse más a fondo o que trate de frenarlo, aunque las dinámicas de la sociedad apuntan a continuar y a afianzarlo.
«Voy a decirle esto: si hoy se hiciese un plebiscito ganaría el Sí de lejos», enfatizó el político a Prensa Latina, luego de asistir al acto conmemorativo por el quinto aniversario de la firma del Acuerdo realizado en la sede de la Jurisdicción Especial para la Paz.
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