Esas personas se trasladaban en vehículos privados y autobuses públicos cuando fueron alcanzados por los disparos de las pandillas que se disputan el control de la estratégica zona, puerta hacia los cuatro departamentos meridionales.
Según reportes de la prensa local, bandas armadas de Grand Ravine y Village de Dieu (Martissant) se unieron para atacar a los de Ti Bwa (Fontamara), quienes tomaron represalias, e incluso recibieron apoyo de miembros de la población.
Los grupos armados se disputan la zona desde junio cuando los choques hostiles se intensificaron y empujaron a más de 19 mil personas a abandonar sus viviendas para buscar refugio en instituciones públicas.
En el fuego cruzado murió otro centenar, según reportes de organizaciones de derechos humanos, que reclamaron la intervención de las autoridades.
Tras el terremoto del 14 de agosto que sacudió la zona sur del país disminuyeron los enfrentamientos, pero en las dos últimas semanas, luego que la federación de G-9 y aliados ofreciera una tregua para permitir el paso de los combustibles, se reanudaron con fuerza.
Haití vive un auge de la violencia con más de 800 secuestros durante este año, mientras las pandillas presionan por la renuncia del primer ministro Ariel Henry, quien asumió el poder poco después del asesinato del presidente Jovenel Moïse.
jf/ane