«Es hora de que las empresas tecnológicas y los responsables políticos se tomen en serio la violencia digital cuanto antes», dijo Kanem.
De acuerdo con la campaña, los emporios tecnológicos cuidan y protegen más la propiedad intelectual con derechos de autor que las imágenes de cuerpos humanos, que a menudo se suben a Internet sin consentimiento y se utilizan de forma maliciosa.
Bodyright se identifica con el símbolo B, que puede añadirse a cualquier imagen directamente a través de las historias de la red social Instagram.
El objetivo de este símbolo es exigir a los políticos, empresas e individuos que rindan cuentas, e impulsar el mensaje de que las mujeres, las niñas, las minorías raciales y étnicas, la comunidad LGBTQ+ y otros grupos marginados son valorados y no serán violentados en línea.
“El mundo online es como la nueva frontera de la violencia de género. La triste realidad es que las mujeres no son dueñas de sus cuerpos en Internet», lamentó la alta funcionaria de Naciones Unidas.
El ciberacoso, la incitación al odio, el llamado doxxing (divulgación de información privada) y el uso no consentido de imágenes y vídeos, como los deepfakes (en los que se coloca la imagen de una persona sobre otra ya existente), son ejemplos de violencia en línea, señalan expertos.
Muchos países carecen de leyes que declaren estos actos como ilegales, lo que deja a cualquiera que intente eliminar imágenes explotadoras de sí mismo con pocos derechos legales.
Sin embargo, cuando alguien infringe los derechos de autor de la música o las películas, las plataformas digitales retiran el contenido inmediatamente.
“Los gobiernos han aprobado leyes que declaran ilegal la infracción de los derechos de autor y las plataformas digitales han ideado formas de identificar e impedir el uso no autorizado de material protegido por derechos de autor”, recalcó Kanem.
Estas mismas protecciones y repercusiones deben extenderse a los individuos y a sus fotos, afirmó la Directora Ejecutiva del UNFPA.
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