Aunque el escándalo afloró la semana pasada, la divulgación la víspera por el canal ITV de un video en el que se observa, y se escucha, a varios ayudantes del gobernante conservador, entre ellos a su entonces vocera, Allegra Stratton, reír y hacer chistes sobre la presunta celebración echó más leña al fuego.
En las imágenes, que al parecer fueron grabadas durante un ensayo de una rueda de prensa, uno de los asistentes le pregunta si el primer ministro aprueba las fiestas navideñas durante la cuarentena, a lo que Stratton le dice entre risas “¿Y qué respondo a eso?”
Luego se oye decir a otra persona “que no fue una fiesta, porque solo hubo quesos y vinos,” y entonces ella comenta: “¿Es correcto decir queso y vino? Fue una reunión de trabajo… sin distanciamiento social.”
En declaraciones este miércoles en el Parlamento, Johnson ofreció sus más sentidas disculpas por las imágenes que son la comidilla del día en el Reino Unido, y dijo que ordenó investigar si se violaron las reglas de la cuarentena en una fiesta de cuya celebración afirma no tener conocimiento.
Puedo entender la ira que provoca pensar que la gente encargada de establecer las reglas no las respeta, porque a mí también me molestaron mucho esas imágenes, aseveró.
Minutos después de la intervención de Johnson en la Cámara de los Comunes, Stratton se convertía en la primera víctima del escándalo, al renunciar a su actual cargo de portavoz de la cumbre climática COP26 que ocupaba desde mediados de año.
Lamentaré esos comentarios por el resto de mi vida, y les ofrezco mis más profundas disculpas, afirmó entre lágrimas la excolaboradora del primer ministro británico.
Es improbable, sin embargo, que la renuncia de Stratton y las disculpas de Johnson logren aplacar las críticas contra el líder conservador, vituperado por su manejo de la pandemia de Covid-19, y quien todavía lidia con varios escándalos de corrupción dentro del partido gobernante.
Además de los calificativos de mentiroso que le endilgó este miércoles el líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, el vocero del Partido Nacional Escocés en el Parlamento, Ian Blackord, le pidió abiertamente la renuncia, tras alegar que el primer ministro perdió la confianza del público y carece de capacidad para dirigir el país.
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