Ambos intercambiaron sobre la voluntad presidencial para reanudar el proceso negociador relativo a la división territorial de la isla donde existe desde 1974 un gobierno proturco en el norte, solo reconocido por Ankara.
Tras el golpe de Estado de ese año instigado por una junta militar en el poder en Grecia y la posterior invasión de Turquía, ese último país ocupó la parte norte de la isla.
Desde entonces Ankara insiste en establecer dos Estados y en la zona ocupada rige un gobierno ignorado por la comunidad internacional.
Las negociaciones sobre la reunificación de Chipre están encabezadas por las comunidades griega y turca bajo los auspicios de la Organización de Naciones Unidas (ONU), y la última vez quedaron interrumpidas tras el fracaso de la ronda celebrada en 2017 en Suiza.
El nuevo líder de los turcos chipriotas, Ersin Tatar, elegido en octubre de 2020, es favorable a establecer un sistema confederado mientras que los grecochipriotas proponen un Estado federal mixto.
Otro tema que distancia a Nicosia y Ankara es la reapertura en julio pasado del distrito de Varosha, en la zona ocupada de Famagusta, cerrada desde 1974, hecho que reavivó el diferendo bilateral y motivó el interés de varios actores internacionales.
El objetivo de las acciones de Turquía es promover la creación de dos estados, declaró por esos días el ministro de Relaciones Exteriores chipriota, Nikos Christodoulides, según el diario local Fileléftheros.
En tanto Grecia condenó las acciones de Ankara y acusó a ese gobierno de violar el Derecho Internacional, lo que constituyó un espaldarazo a la isla mediterránea.
La solución de dos Estados es terreno vedado y es esencial respetar las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, señaló por su parte el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
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