Si ya las dos más recientes reuniones al más alto nivel entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay resultaron tensas y con recriminaciones cruzadas, tampoco la de esta jornada anticipa un clima mejor.
En marzo pasado Lacalle utilizó el término “lastre” para definir al bloqueo, debido a que le impedía a su país cerrar acuerdos de libre comercio con terceros, a lo que su par argentino Alberto Fernández, respondió que “si somos un lastre, que tomen otro barco”.
Seis meses después el presidente uruguayo anunció sorpresivamente el inicio de conversaciones para firmar un acuerdo con China, lo que en los hechos significaría la ruptura del Mercosur dado que su estatuto prohíbe a uno de sus integrantes tomar una decisión de ese tipo.
El mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, si bien apoya a Lacalle en su avanzada, en verdad está más interesado en una reducción sustancial del Arancel Externo Común (AEC), un punto clave del Mercosur como unión aduanera.
A este respecto el canciller argentino, Santiago Cafiero, viajo a Brasilia en octubre para encontrarse con su par Carlos Franca y anunció un acuerdo para reducir en un 10 por ciento una gama amplia de productos.
Dicho entendimiento debe ser aprobado por el bloque, pero surgieron inconvenientes tales como que Paraguay se mostró a favor y Uruguay indicó que lo respaldaría a cambio de un permiso para seguir adelante en sus conversaciones de tratados comerciales con China y otros países.
En cuanto a las perspectivas con el gigante asiático, las dos partes convinieron en concluir un estudio de factibilidad antes de fin de 2021.
Previsto originalmente que la actual cumbre fuera presencial en Brasil, su presidente lo cambió a virtual al enterarse de la presencia de Luiz Inácio Lula da Silva, el candidato mejor posicionado para las elecciones del año próximo, de acuerdo con versiones periodísticas.
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