A dos décadas de uno de los episodios más duros de este país, que dejó 39 muertos y cientos de heridos luego de un decreto que impedía a los argentinos retirar sus fondos de los bancos, Fernández sostuvo que el Estado está para hacer justicia y no para ser violento.
Al encabezar un acto en memoria de los fallecidos, el mandatario llamó a «desterrar definitivamente cualquier forma de violencia institucional y seguir preservando los derechos que tenemos en una República de hablar libremente y de quejarnos libremente».
Lo que debe hacer el Estado es escuchar, no disparar tiros, remarcó el gobernante, quien durante la ceremonia descubrió una placa conmemorativa junto a familiares de las víctimas y al secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla.
Durante su discurso, Fernández señaló que a 20 años de ese triste episodio, es propicio que el Estado, institucionalmente, se hiciera cargo de lo ocurrido, que no pasara como un día más, como una marcha más de gente que busca reivindicar la memoria y la justicia que nunca llega.
«La justicia en este caso tardó en llegar 20 años y la verdad llegó mínimamente porque ninguno de los condenados fue sentenciado por los homicidios ocurridos, sino por delitos que me animaría a decir menores», expresó.
El mandatario rindió tributo «a las víctimas de la violencia institucional, que se desató en el mismo momento en que el pueblo salió a las calles a decir basta porque no aguantó más el pesar de un modelo económico que sólo traía pobreza, dañaba y postergaba el futuro de millones de argentinos».
La nueva placa, que estará ubicada contra las rejas de Balcarce 50, frente a la Plaza de Mayo, llevará los nombres y apellidos de las 39 víctimas que hubo en todo el país en aquellas dos jornadas.
Esta tendrá como texto «En memoria de quienes fueron víctimas de la violencia institucional en aquellos días, que permanecen en la memoria colectiva de este país».
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