De acuerdo con el jefe del departamento de Comercio e Integración del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), Faustino Cobarrubia, esa dinámica de expansión comercial se comportó de forma desigual; mientras Asia anotó un alza del 14,4 por ciento, muy por detrás le siguió Europa con un 9,7.
Otros elementos significativos sobre el comportamiento global en 2021 fueron el lento crecimiento del turismo, las manufacturas como impulsores del intercambio comercial, la crisis interna en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la continuidad de las medidas proteccionistas adoptadas por algunos países, enumeró el experto.
Por todo ello, la recuperación del comercio internacional es frágil, reiteró Cobarrubia.
RECONFIGURACIÓN DE LA GLOBALIZACIÓN
Ante ese escenario las opiniones de los estudiosos difieren, hay quienes consideran que el comercio mundial afronta un proceso de deslocalización, unos que se trata de una fase de transición y otros hablan de una autarquía entendida como el regreso a los marcos nacionales, abundó.
Sin embargo, en opinión del investigador, se aprecia un proceso de reconfiguración de la globalización.
Uno de los indicadores, aseguró, es la reorganización de las cadenas globales de valor (CGV) y recordó que inicialmente fueron las protagonistas de la globalización -de 1950 al 2008-, mediante la partición de la producción en diferentes países, método que significó más del 50 por ciento del comercio mundial hasta el 2008.
Para establecer esos procesos productivos, rememoró, los empresarios se basaban en el costo de la mano de obra, pero esa realidad cambió ante la fragilidad de las CGV: eventos extremos, inestabilidades y cambios en política.
En China, por ejemplo, con la pandemia ocurrió una crisis sanitaria y se cortaron las cadenas de valor, asimismo sucedió con el tsunami que afectó al Japón de 2011, o los cambios políticos que perjudicaron a aquellas empresas que trabajaban en el gigante asiático cuando el expresidente estadounidense Donald Trump (2017-enero, 2021) elevó los aranceles.
Por tanto, es necesario evitar esas vulnerabilidades y establecer cadenas de valor resilientes y robustas, es decir, que sean capaces de volver a la normalidad en poco tiempo, adaptarse automáticamente y reincorporarse a sus operaciones, y ante crisis puedan continuar su funcionamiento, aseveró.
Una estrategia, subrayó, que apostará por cadenas de valor más regionalizadas y diversificadas.
Pero con la regionalización del comercio también ocurren cambios en las relaciones comerciales. Hoy los principales socios de China son los países asiáticos, no la Unión Europea ni Estados Unidos, esclareció el investigador del CIEM.
Otro elemento de la reconfiguración de la globalización son los pactos comerciales, como el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (establecido entre los 10 Estados miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático y cinco de Asia y Oceanía con los que la Asean tiene convenios), considerado el mayor acuerdo de libre comercio del mundo, una tendencia a la que se suma África, que también intenta establecer una zona continental.
Tras la automatización y digitalización de la producción del comercio, los procesos industriales desplazaron los bienes físicos por los servicios mediante el empleo de la tecnología de la información y de la comunicación, acompañado, además, por la robotización y el consiguiente desplazamiento de la fuerza de trabajo.
A ello se unió al impacto de la Covid-19 que incentivó y multiplicó el teletrabajo, el comercio electrónico y la expansión del comercio de servicios digitales.
En estos momentos, opinó, no interesa dominar los recursos naturales, sino los datos personales del cliente; se trata de un proceso que estimula la concentración de la riqueza, no necesita tiendas ni sistemas de distribución, y cada vez requiere menos trabajadores, reflexionó Cobarrubia.
HEGEMONÍA EN EL COMERCIO
Y por si fuera poco, se aprecia un crecimiento de la geopolítica, el capitalismo de Estado y el proteccionismo, indicó.
Hasta hace poco, comentó, la geopolítica se basaba en la seguridad de las naciones, pero hoy se solapa con la geoeconomía y la transformación de la política comercial en una parte importante de la política exterior de un país.
En fin, la lucha por la hegemonía entraña el poder militar y el económico, todo ello naturalmente disimulado.
Es en defensa de esa hegemonía que aparecen las medidas proteccionistas con una creciente ola en el 2020, tras la adopción de mil 900 disposiciones, y hasta noviembre de 2021 ya se habían aplicado otras mil 687, apuntó el experto.
Por otra parte, la OMC -árbitro del comercio mundial- se encuentra sumida en una profunda crisis con conflictos internos y el órgano de solución de diferencias sin funcionar, porque Estados Unidos se opone a renovar o revitalizar el panel de apelación de la entidad.
De cara a la hegemonía, otro elemento significativo son los saldos comerciales -diferencia entre importaciones y exportaciones- con importantes cambios en la participación del comercio mundial entre China y Estados Unidos.
La nación del norte con déficits comerciales sostenidos desde 2010 del 4,5 por cierto al 5,5 en 2020, mientras China aumentó su superávit desde 2010, del 1,2 al tres por ciento en 2020.
Tales desequilibrios globales también son fuentes de litigios y contradicciones.
En resumen los principales factores que conforman la nueva realidad del comercio internacional son la reconfiguración de las cadenas globales de valor, regionalización, automatización y digitalización de la producción y el comercio.
A esto se suma el incremento de los servicios en el comercio internacional, el creciente protagonismo de la geopolítica, el capitalismo de Estado y el proteccionismo, así como la erosión del marco multilateral del comercio internacional.
arb/tdd
(*) Periodista de la Redacción de Economía de Prensa Latina