El abanderado de la coalición Apruebo Dignidad, que integra al Frente Amplio y el Partido Comunista, entre otras organizaciones, se impuso en el balotaje del 19 de diciembre al ultraderechista José Antonio Kast, del Frente Social Cristiano, con una ventaja de casi 12 puntos.
Boric rompió tres récords: con 35 años fue electo como el presidente más joven en la historia de Chile, con la mayor votación (4,6 millones) y en una jornada donde la asistencia a las urnas fue la más elevada desde la implantación del sufragio voluntario en 2012.
Egresado de derecho de la Universidad de Chile, el exdirigente estudiantil alcanzó notoriedad en 2011 cuando encabezó, junto a Camila Vallejo, Giorgio Jackson y Karol Cariola, las grandes manifestaciones para exigir una educación gratuita, libre y de calidad.
Durante el estallido social de 2019 formó parte del Acuerdo por la Paz que abrió el camino para redactar una nueva constitución en sustitución de la vigente desde la época de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El mandatario tiene por delante una tarea ardua. Asumirá un país considerado entre los de mayor desigualdad de la región, impactado por la Covid-19, la elevada inflación y problemas estructurales generados por el modelo neoliberal.
“Los tiempos que vienen no van a ser fáciles. Debemos hacer frente a las consecuencias sociales, económicas y sanitarias de la peor pandemia en más de un siglo y también a las causas del estallido social que aún se mantienen vigentes”, reconoció en su primer discurso a la nación.
DESAFÍOS ENORMES
Dentro de los desafíos mencionó lograr una salud que no discrimine entre ricos y pobres, pensiones dignas para todos los jubilados, crecimiento y distribución justa de la riqueza, mejorar el acceso a la vivienda, fortalecer la educación pública y aumentar los salarios.
“Desde luego, no todo puede hacerse al mismo tiempo y tendremos que priorizar para ir logrando avances que nos permitan mejorar, paso a paso, la vida de nuestra gente”, dijo.
En declaraciones a Prensa Latina, el analista político Pablo Jofre calificó de muy importante el triunfo del abanderado de la izquierda sobre un aspirante como Kast, que representa el pinochetismo y un retroceso de todos los avances en materia de género, derechos sexuales, defensa del medioambiente y otros.
No obstante, considera que los retos del próximo presidente son enormes porque deberá lidiar con un parlamento que está dividido: una mitad centro-izquierda y otra centro-derecha.
Por otra parte, dijo, la próxima administración tendrá que enfrentar a una derecha golpeada y herida, pero que sigue viva y tiene una presencia parlamentaria muy potente y eso impedirá avanzar en leyes que no tengan consenso entre las partes en disputa.
Jofre recordó que Boric logró aumentar su caudal de votos, pero Kast alcanzó 3,7 millones, más que el presidente Sebastián Piñera en la pasada elección, y esa cifra no es nada despreciable.
El especialista en temas internacionales consideró que para América Latina también es positiva la victoria de un candidato progresista sobre la ultraderecha.
El triunfo de Boric en Chile, junto a los alcanzados en países como Perú, Bolivia, Argentina y en Brasil con la posibilidad de que gane Lula, comentó, marca un cambio en la región, donde los problemas se resuelvan entre los latinoamericanos, sin la injerencia de Estados Unidos y la Unión Europea.
APOYO A CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL
Ante decenas de miles de personas reunidas en el centro de Santiago el 19 de diciembre, Boric también prometió defender la Convención Constitucional y -de hecho- una de sus primeras actividades tras el repechaje fue reunirse con sus directivos.
“Este es un tema de Estado, un tema de largo plazo. Si le va bien a la Convención, le va bien a Chile”, expresó.
Los comicios para conformar esa asamblea tuvieron lugar el 15 y 16 de mayo pasado, cuando fueron electos por voto popular 155 miembros, con un equilibrio de género y 17 escaños reservados para los representantes de los pueblos originarios.
Su convocatoria ocurrió después de que en el plebiscito de 2020 el 78,27 por ciento de los ciudadanos aprobaron la redacción de la nueva carta magna.
Instalado el pasado 4 de julio, ese órgano tiene un plazo de nueve meses para escribir el texto, el cual deberá ser entregado al presidente de la República, quien convocará a un plebiscito de salida, con sufragio obligatorio, donde la ciudadanía votará por dos opciones: el Apruebo o el Rechazo.
Llevar a buen puerto el trabajo de la convención, respetando su autonomía, será también un reto para Boric, quien asumirá la presidencia el próximo 11 de marzo.
arb/car
(*) Periodista de la Redacción Sudamérica de Prensa Latina