Once años atrás, Londres se comprometió a no acumular más de 180 cabezas nucleares en esta década, pero según el reporte integral de defensa, seguridad y política exterior publicado este martes, el cambiante entorno de seguridad y las nuevas ‘amenazas tecnológicas y doctrinales’ le impiden cumplir con esa promesa.
Esa justificación no convenció, sin embargo, al movimiento pacifista y a la mayoría de los políticos opositores, quienes alegan que Reino Unido contraviene los esfuerzos actuales por detener la proliferación de las armas nucleares.
La eliminación del límite de las ojivas nucleares representa una escalada deliberada de la carrera armamentista nuclear y una amenaza a la paz, aseguró a Prensa Latina la integrante de la organización pacifista Stop the War Coalition Lindsey German.
De acuerdo con la activista, desde el punto de vista militar no hay ninguna justificación, pues el país no enfrenta ninguna amenaza nuclear inminente.
German cuestionó también el enorme gasto en que incurrirá el Gobierno, mientras alega que no tiene fondos para pagar a los trabajadores de la salud que enfrentan la pandemia de la Covid-19 o construir casas para los sintecho.
El colíder del Partido Verde Jonathan Bartley se declaró, por su parte, ‘horrorizado’ por la decisión de aumentar la cantidad de ojivas nucleares en un momento, dijo, en que Naciones Unidas aboga por el desarme nuclear.
Repetimos nuestra demanda de que el Gobierno cumpla con los compromisos vinculantes del Tratado de No Proliferación y firme el Tratado de Naciones Unidas sobre la Prohibición de Armas Nucleares, afirmó el político opositor en un comunicado.
El líder del partido Laborista, Keir Starmer, también criticó que los Conservadores abandonaran el compromiso de reducir el arsenal nuclear, pero aclaró que la disuasión nuclear no es negociable para su partido.
Para el primer ministro Boris Johnson, sin embargo, el objetivo de la nueva estrategia posBrexit diseñada por el gobierno es hacer al Reino Unido más fuerte, seguro y próspero.
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