El periodista alertó que hoy día la supervivencia de la democracia estadounidense es tema central en el debate nacional cotidiano porque en la cual no necesariamente impera el principio fundamental de tal sistema: la voluntad de la mayoría.
Ni en sus elecciones presidenciales –como fue el caso de las de 2016 y las de 2000– ni en las políticas nacionales, agregó.
Por ejemplo, la mayoría del pueblo, según encuestas, favorece acciones para combatir el cambio climático, elevar el salario mínimo, invertir en infraestructura, una reforma migratoria que incluya una ruta a la ciudadanía para indocumentados y la legalización de la mariguana, entre otras cosas.
Pero la cúpula política, bajo el consenso bipartidista neoliberal de las últimas cuatro décadas, ha logrado frenar, diluir e ignorar estas expresiones mayoritarias, aseguró.
Ante ello, no sorprende el continuo deterioro de la confianza pública en las llamadas instituciones de la democracia. Según encuestas de Gallup en 2021, sólo 39 por ciento confía en el gobierno federal para abordar problemas nacionales.
Además, apenas 37 por ciento confía en el Poder Legislativo, 40 por ciento -el peor nivel registrado- aprueba el trabajo de la Suprema Corte de Justicia, y solo 36 expresaban confianza en los medios de noticias (el segundo nivel más bajo jamás registrado por la encuestadora).
Brooks explicó que neofascistas que subieron al poder con Trump (2017-2021) han aprovechado el desencanto, corrupción y desesperación de cuatro décadas de neoliberalismo, para profundizar la polarización social y política cada vez más marcada en el país, entre otras cosas con la estrategia de enfrentar a jodidos contra otros jodidos.
Ahora se están preparando para retomarlo, cueste lo que cueste, incluidos intentos de golpe de Estado (el próximo 6 de enero se marca el primer aniversario de la intentona que culminó con el asalto al Capitolio).
Todo esto ha opacado al “faro de la democracia”. Según sondeos de Pew Research en 16 países el año pasado, sólo 17 por ciento opinaba que la democracia en Estados Unidos es un buen ejemplo a seguir para otros países, y 57 por ciento señaló que antes lo era, pero ya no.
Aun más sorprendente es que los estadounidenses están de acuerdo pues 72 por ciento opina eso mismo.
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