Los Girondinos llevan dos semanas lidiando con la pandemia, la cual disminuyó su capacidad competitiva en la última jornada del año, en la que cayeron 2-3 contra Lille el 22 de diciembre, y en la Copa de Francia, en la que fueron goleados 3-0 el domingo por el Stade Brestois, encuentro que sin éxito pidieron postergar a la Federación Francesa de Fútbol.
Al considerar el protocolo sanitario recién actualizado de la LFP, es casi seguro que el choque del viernes no se celebrará, desafío destinado a abrir la fecha 20 de la Ligue1, después de las vacaciones navideñas.
La víspera, la entidad estableció que todos los equipos de la primera división deben realizar pruebas de detección de la Covid-19 48 horas antes de los partidos y ratificó que necesitan al menos 20 futbolistas saludables, incluyendo un portero, en la nómina de 30 para poder salir a la cancha.
El Bordeaux adelantó que si el encuentro del viernes en casa es mantenido, se desarrollará a puertas cerradas, pese a que las reglas gubernamentales permiten la presencia de hasta cinco mil aficionados en el estadio Matmut Atlantique de la suroccidental ciudad.
Para los Marinos y Blancos, el duelo con el Olympique de Marseille tiene un significado especial, ya que los Focenses no ganan en Bordeaux desde el 1 de octubre de 1977.
La LFP ya pospuso el juego Angers-Saint-Etienne, que estaba señalado para el domingo en la tarde, porque el primero de esos clubes cuenta con 25 casos de la Covid-19 entre atletas y personal.
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