Científicos de la Universidad de Leeds, en Reino Unido, utilizaron simulaciones por computadora de última generación para comprobar que el nivel de radiación ultravioleta en la superficie de la Tierra en algún momento alcanzó niveles hasta 10 veces más altos que los actuales.
De acuerdo con el investigador Gregory Cooke, quien dirigió el estudio, los hallazgos plantean nuevas preguntas sobre el impacto evolutivo de la radiación ultravioleta en el planeta ya que se sabe que muchas formas de vida se ven afectadas negativamente por dosis intensas de esta.
«Si bien cantidades elevadas de radiación no evitarían el surgimiento o la evolución de la vida, podría haber actuado como una presión de selección, y los organismos más capaces de hacer frente a mayores cantidades recibieron una ventaja», explicó.
Ante estas revelaciones, los científicos plantean que los últimos dos mil 400 millones de años representan un capítulo importante en el desarrollo de la biosfera cuando los niveles de oxígeno aumentaron de casi cero a cantidades significativas en la atmósfera, con concentraciones fluctuantes pero que alcanzaron las modernas hace aproximadamente 400 millones de años.
“Durante este tiempo, organismos y animales multicelulares más complejos comenzaron a colonizar la Tierra”, señala el texto.
El nuevo modelo sugiere que el nivel de oxígeno necesario para habitar el planeta hace tanto tiempo puede haber sido mucho más alto que el actual, quizás del cinco al 10 por ciento.
Como resultado de esa situación, hubo períodos en los que los niveles de radiación ultravioleta en la superficie de la Tierra eran mucho mayores, y este podría haber sido el caso durante la mayor parte de la historia del planeta.
“Entonces, describió Cooke, durante más de mil millones de años la Tierra podría haber estado bañada en radiación ultravioleta que era mucho más intensa de lo que se creía anteriormente.
El investigador resalta que ello quizás influyó en la evolución de la vida.
“No se sabe con precisión cuándo emergieron los animales, o qué condiciones encontraron en los océanos o en la tierra”, concluyó. gas/cdg