A diferencia de los movimientos islamistas que operan en el noreste nigeriano, Boko Haram y su desprendimiento, Estado Islámico en África Occidental, las pandillas Yan Bindiga y Yan Taadda, las más poderosas, y otras menos numerosas centran sus actividades en secuestros para demandar rescate en metálico y saqueos a aldeas desprotegidas.
Meses atrás el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, calificó a esos grupos irregulares de enemigos de la humanidad y prometió exterminarlos a corto plazo, pero, por el contrario, las acciones delictivas están al alza.
En fecha posterior el Tribunal Supremo de Abuja ordenó al Gobierno que declarara las actividades de las bandas actos de terrorismo.
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