Su presidente Jacques Sampeur reclamó a las autoridades una investigación seria sobre este caso, y los alentó a restablecer el clima de paz en el país.
“Los periodistas solo hacen su trabajo, que es informar. No representan ninguna amenaza y no tienen armas ilegales”, dijo a la plataforma digital Haiti 24, mientras expresó su indignación con la impunidad con la cual operan las pandillas.
Wilguens Louissaint y John Wesley, colaboradores de varios medios, fueron asesinados la víspera durante los enfrentamientos entre bandas armadas en Laboule, una zona acomodada de la capital de Haití.
Los comunicadores realizaban un reportaje sobre la inseguridad y contactaron con la banda de Ti Makak.
Este viernes la Policía, junto a periodistas y personas cercanas lograron recuperar sus cadáveres en un terreno del área bajo una fuerte custodia.
La estatal Oficina de Protección del Ciudadano condenó el crimen y señaló que no proteger a los periodistas constituye un obstáculo a la libertad de prensa, la democracia, y el respeto a los derechos humanos.
El caso de los reporteros recuerda el acontecido en marzo de 2014, cuando el fotógrafo Vladjimir Legagneur salió de su casa para entrevistar a un líder de banda en Martissant, y nunca regresó.
La investigación sobre ese archivo se paralizó meses después, y a casi cuatro años la Policía no puede ofrecer respuestas.
Desde 2018 al menos seis periodistas fueron asesinados, mientras crece la violencia en el país, y los grupos armados controlan zonas estratégicas, bloquean las vías de acceso a la capital o interrumpen la distribución del combustible.
El pasado lunes, el primer ministro Ariel Henry denunció que escapó de un atentado durante las celebraciones por el 218 aniversario de la independencia el 1 de enero.
Seis meses antes el presidente Jovenel Moïse fue asesinado en su residencia de la capital por un comando integrado por exmilitares colombianos, otro crimen para el cual aún hay más preguntas que respuestas.
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