Paul quien fungió como jefe de Gobierno de 2015 a 2016, aseguró que presentarse ante la justicia convertirá a Henry en un ciudadano responsable.
La víspera un reporte de The New York Times, aseguró que Henry mantuvo estrechos vínculo con Joseph Felix Badio, un abogado que trabajó para el Ministerio de Justicia y la Unidad Anticorrupción, y fue señalado por las investigaciones como uno de los planificadores del magnicidio.
De acuerdo con el rotativo cuatro meses después del asesinato Badio visitó la residencia oficial del primer ministro en dos ocasiones, pese a encontrarse huyendo de la Policía, y no fue detenido por la seguridad.
Henry no se pronunció sobre las revelaciones del diario, mientras varias voces del sector político piden su renuncia.
El excanciller y ex primer ministro interino, Claude Joseph lo invitó a ponerse a disposición de la justicia, tras las revelaciones de su presunta relación con uno de los sospechosos de cometer magnicidio.
Joseph aseguró que la participación del titular en el asesinato “es cada vez más precisa”, razón por la cual deberá responder a la justicia para facilitar la continuación de la pesquisa.
Meses antes, la Red Nacional en Defensa de los Derechos Humanos reveló en un informe que Badio y Henry conversaron vía telefónica durante al menos 14 minutos el día del magnicidio, lo que fue confirmado por la principal telefónica del país, Digicel.
El entonces fiscal de Puerto Príncipe, Bed-Ford Claude, invitó al primer ministro a una audiencia, pero fue despedido junto al ministro de Justicia, Rockefeller Vincent.
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