Según el diario The Hill, algunas de las sugerencias se tachan de risibles.
Solo en la última semana, el columnista del diario The New York Times Thomas Friedman sostuvo la posibilidad de que la representante republicana anti-Donald Trump, Liz Cheney (Wyoming), sea la compañera de fórmula del presidente Joe Biden para ese momento.
Por su parte, Douglas Schoen y Andrew Stein plantearon en una opinión en el periódico The Wall Street Journal la posibilidad de una tercera candidatura presidencial de Hillary Clinton.
Mientras la probabilidad de que la senadora Kyrsten Sinema (demócrata de Arizona) haga su propia carrera inundó las redes sociales el viernes.
Todas esas ideas fueron recibidas con burlas por muchos sectores, apuntó The Hill.
Pero en los círculos demócratas se discute más seriamente este asunto, en especial si Biden no buscara un segundo mandato.
En ese sentido, hay cuestionamientos en el aire sobre si la vicepresidenta Kamala Harris sería la candidata ideal o si una figura más a la izquierda como la senadora Elizabeth Warren (demócrata de Massachusetts) constituirá una mejor abanderada.
Las preguntas también apuntan a si resultarán viables otros contendientes más afines a la política centrista de Biden, como el secretario de Transporte Pete Buttigieg o la senadora Amy Klobuchar (demócrata de Minnesota).
También resurgió la propuesta largamente acariciada por muchos demócratas de que Michelle Obama decida lanzarse a la carrera por volver a la Casa Blanca, esta vez como la primera mujer y afroamericana en sentarse en la silla del Despacho Oval.
Harris, en una entrevista hace poco con el programa «Today» de la NBC, descartó las «habladurías» sobre la candidatura de 2024.
Sin embargo, esos comentarios cobrarán fuerza a menos que los problemas de Biden disminuyan.
En este instante, al actual jefe de la mansión ejecutiva le va de mal en peor, según recientes encuestas que le dan apenas un 33 por ciento de aprobación.
Las razones de la caída –desde un 55 por ciento cuando asumió el cargo- son, entre otras, la inflación en su punto más alto en 40 años; la pandemia resurge, y los intentos de que se aprueben proyectos de ley sobre el derecho al voto y el Build Back Better (Reconstruir mejor) se diluyen en un dividido Congreso.
Luego están los constantes murmullos sobre el delicado tema de la edad y el vigor de Biden, quien, si se presentara a la reelección y ganara, tendría 82 años en el momento de su segunda toma de posesión, con lo cual rompería su propio récord de presidente más viejo en la historia de Estados Unidos.
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