En un pase especial para los medios de comunicación en el museo madrileño que lleva su nombre inauguró este lunes la exposición “La edad dichosa”, una preciosa colección de 41 lienzos y tres dibujos procedentes de la propia sede y de otras 25 instituciones y coleccionistas privados.
Perfectamente delimitadas, aunque con un hilo conductor subrayado, los niños y la familia, la exposición que abre al público desde mañana martes, fue comisariada por las conservadoras del Museo Sorolla, Sonia Martínez Requena y Covadonga Pitarch Angulo. No sólo parte del estudio de la pintura de Sorolla (1863-1923) sino también en el conocimiento de la infancia en la sociedad entre siglos diferentes.
Un viaje a París en 1894 le hizo descubrir en terreno fértil la pintura impresionista, lo que supuso una verdadera revolución en su estilo. Muchos años más tarde, en 2008, Sorolla impactaba a la Ciudad Luz de nuevo, con sus exquisitas obras en diferentes museos, a partir de la exitosa idea de un homenaje intitulado: Picasso y los Maestros.
Empero, el valenciano fue igualmente un gran retratista, un excelente pintor de niños, y de su familia, con aportes de relatos universales muy sentidos, si bien no pretendía posicionarse socialmente en torno a las asimetrías económicas de su época.
El autor de “El baño del caballo” es presentado ahora en el núcleo de la intimidad familiar, donde las maternidades acaparan todo el protagonismo, explicó la curadora Martínez Requena.
Desde la representación magistral de los hijos del pintor, abriéndose luego al ámbito infantil del estatus social, el juego, el divertimento o el estudio de los niños de las clases más pudientes, sino también por el trabajo o el desamparo de los pequeños de las clases más populares.
La enfermedad o la mortalidad infantil y hasta el acto de pedir limosna, habla a las claras de la sensibilidad de Sorolla por los temas vinculados a los niños.
Los trazos elegantes y elocuentes, señalan el compromiso de Sorolla con estos asuntos, remarcados tras el nacimiento de sus tres hijos, María Clotilde, Joaquín y Elena, parte indispensable en su saga al estilo de un fotógrafo de momentos más actuales que reseña todos sus pasos.
De esta inspiración surge El primer hijo y Madre, donde el autor refleja el nuevo concepto de maternidad que ha ido imponiéndose a lo largo del siglo XIX, el de la madre devota que cría a sus hijos, comentaron las especialistas.
La exposición reúne, además, por primera vez, una selección de retrato infantil por encargo, en su mayoría procedente de colecciones particulares, en los que se aprecia, salvo excepciones, el naturalismo y la calidad con la que capta los rasgos que lo confirman como el gran retratista que fue, argumentaron.
El mar, uno de sus temas favoritos, se suma en la cita de Madrid a la maternidad gozosa que va unida a la alegría por la llegada de los hijos, contrastada con otro rostro perverso, la pérdida de los mismos, tal y como se puede ver en Cabeza de niño en el lecho.
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