Según denuncia el semanario El Siglo, existen 47 mil hogares levantados en zonas consideradas de riesgo por peligros de incendios forestales, deslaves, crecidas de ríos y otros fenómenos.
El rotativo apunta que el dramático déficit de viviendas produjo en los últimos años un aumento constante de ocupación de terrenos, públicos o privados.
Esa situación volvió a la palestra en las últimas semanas luego de que decenas de familias que habían ocupado un terreno baldío en la municipalidad de Renca, en esta capital, fueron desalojadas por fuerzas de carabineros.
En el lugar se instalaron unas 350 personas, que fueron sacadas de sus precarias viviendas incluso empleando carros lanza agua y quedaron sin tener donde vivir, y a las cuales, en cambio, no se les brindó alguna solución por parte de las autoridades.
Según datos oficiales, en 2011 eran 27 mil las familias sin posibilidades de acceder a una vivienda, cifra que en 2019 ascendió a 47 mil.
De otro lado, el 85 por ciento de familias en esos campamentos están allí ante la imposibilidad de pagar los alquileres.
En menos de una década, se instalaron al menos 145 campamentos nuevos, sumados a los 657 existentes en 2011, y casi el 73 por ciento de esos asentamientos se encuentra en zonas urbanas y el resto en áreas rurales.
En tanto, la encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional,(CASEN), que realiza el gobierno, plantea que el 6,5 por ciento de las viviendas del país presentan algún grado de hacinamiento.
El Siglo señala además que quienes viven en campamentos carecen de agua potable, electricidad, combustible para cocinar, y enfrentan condiciones higiénicas deplorables, sufren afectaciones por las lluvias y el frío en invierno y las altas temperaturas en verano, sin alcantarillado, ni calles o aceras pavimentadas.
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