El informe publicado llega pocos días antes de que se celebre la Cumbre “Un Océano” en la localidad noroccidental de Brest, organizada por la presidencia francesa y auspiciada por Naciones Unidas y el Banco Mundial y programada del 9 al 11 de febrero.
De acuerdo con los datos oficiales las áreas marinas protegidas (AMP) de Francia constituyen el 23,5 por ciento de toda la superficie marítima del país, tanto en las costas europeas como en los territorios de ultramar, sin embargo, esta cifra será revisada al alza y presentada la próxima semana en la Cumbre.
Según la investigación publicada, más del 30 por ciento de la superficie marítima francesa cuenta con algún tipo de mayor o menor protección, con los objetivos de evitar la pérdida de fauna y flora marinas por la contaminación, impedir la sobrepesca y el turismo invasivo, entre otros propósitos.
Sin embargo, solo entre el 0,5 y el 1,5 por ciento de estos espacios cuentan con una protección “reforzada” y medios adecuados para llevarla a cabo, según explicaron fuentes de la Oficina Francesa de la Biodiversidad (OFB), cuya misión para gestionar y vigilar cientos de miles de kilómetros cuadrados de océanos, estuarios, costas, islas y lagunas la realizan 224 agentes.
Así el parque natural marino de Martinica, con cerca de 50 mil kilómetros cuadrados, cuenta con 12 empleados permanentes y nueve personas con contratos temporales, y en similares proporciones (una persona para más de dos mil km2 de océano) se encuentran los parques de Mayotte y las Islas Gloriosas.
Para Sylvain Michel, representante sindical de la OFB, “ese 30 por ciento de zonas marinas protegidas existe desde 2019, pero eso no significa que el estado del ecosistema mejore”, por lo que consideró que ampliar las AMP “sin los recursos humanos y financieros del Estado detrás para avanzar en la conservación no tiene sentido”.
El documento señaló que el objetivo de la Cumbre, de reunir a científicos, empresarios, jefes de Estado, políticos y sociedad civil para debatir sobre la conservación de los océanos y “desarrollar un marco reglamentario para la alta mar”, está más cerca de una campaña publicitaria y electoral, para el presidente francés Emamnuel Macron, que de obtener mejoras para los ecosistemas.
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