Orélien abandonó la investigación a finales de enero, luego de que Saint Vil negara una prórroga en la pesquisa, y en medio de acusaciones de corrupción formuladas por la Red Nacional en Defensa de los Derechos Humanos (Rnddh).
Según la plataforma, el magistrado recibió sobornos para liberar a tres policías sospechosos y levantar restricciones de salida del país a otros presuntos implicados.
Orélien negó las denuncias y amenazó con llevar a la Rnddh ante la justicia por lo que consideró difamaciones para destruir su figura y prestigio, sin embargo, poco después se retiró del caso.
Con Etienne suman tres los jueces que investigaron el magnicidio ocurrido el 7 de julio en la residencia privada del exmandatario, pero que siete meses después continúa sin respuestas.
Dos de los sospechosos, el exmilitar colombiano Marco Antonio Palacios, y el empresario Rodolphe Jaar se presentaron ante tribunales de Estados Unidos y admitieron su participación en complot.
Por su parte, el exsenador John Joel Joseph fue arrestado en Jamaica y el también empresario Samir Handal se encuentra prisionero en Estambul, Turquía, pero las autoridades de Haití no han logrado sus respectivas extradiciones.
En la Penitenciaría Nacional de la capital, se mantienen detenidos al menos 40 personas presuntamente relacionadas con el crimen, entre ellas 18 colombianos, que de acuerdo con el Gobierno sudamericano no tienen acceso a la justicia.
Moïse recibió 12 disparos durante el ataque en el cual resultó herida su esposa Martine Etienne, y su muerte profundizó la crisis institucional y política del país caribeño.
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