Ubicada en el océano Pacífico a 532 kilómetros de la costa ticay perteneciente al cantón de Puntarenas, la Isla del Coco llamó la atención de los directores de la franquicia hollywoodense por su aislamiento geográfico y alta preservación de la flora y la fauna.
Sin embargo, ese lugar era famoso desde mucho antes entre piratas y bucaneros de la zona, quienes incluso utilizaban sus puertos naturales para reabastecerse u ocultar objetos de valor.
Algunos creen que allí está enterrado el tesoro de Lima, compuesto por una veintena de baúles que habría robado el capitán inglés William Thompson y su tripulación a la corona española en 1820.
Más allá de las leyendas, el sitio alberga un gran número de plantas y animales endémicos, por lo que fue declarado Parque Nacional y Patrimonio Natural de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura desde 1997.
Este espaciose ha convertido en un laboratorio de la evolución, con unas 100 especies de aves, de ellas tres únicas; cinco de reptiles (dos), y 400 de insectos (65).
Pese a que permanece deshabitada y lo más cercano a un dinosaurio que se puede encontrar allí es la Anolis townsendi, una lagartija de unos 10 centímetros de largo, la Isla del Coco sigue atrayendo a exploradores, científicos y turistas en busca de sus múltiples tesoros.
(Tomado de Orbe)