El documento establece el calendario para la consulta, que de confirmarse la pronosticada victoria del SNP en los comicios semiautomáticos fijados para el 6 de mayo próximo, se celebraría dentro de los primeros dos años del nuevo periodo legislativo.
Si hay una mayoría para aprobar este proyecto de ley en el Parlamento Escocés después de las venideras elecciones, no habrá ninguna justificación democrática para que el gobierno de Westminster (central) busque bloquear el referendo después de la pandemia de Covid-19, afirmó el secretario constitucionalista del partido, Michael Russell, en el prefacio del anteproyecto.
Londres se niega a autorizar la celebración de otra consulta sobre la independencia de Escocia con el argumento de que con la realizada en 2014, cuando el 55 por ciento de los escoceses votó a favor de seguir dentro del Reino Unido, el asunto quedó cerrado por lo menos durante una generación.
Los nacionalistas alegan, por su parte, que el Brexit invalidó ese resultado, pues la amplia mayoría de los votantes en Escocia (62 por ciento) se pronunció contra la salida de la Unión Europea (UE).
La filial escocesa del opositor Partido Laborista británico también se opone a la celebración de un nuevo referendo, y consideran que los políticos de ese territorio deberían concentrarse en unificar al país, no en dividirlo.
La insistencia del SNP, amparada en encuestas recientes que hablan de un apoyo mayoritario a la independencia, podría terminar en manos del Tribunal Supremo, que último caso sería el encargado de decidir si procede o no el referendo.
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