La negativa a la extensión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la prohibición de armas de ataque cerca de las fronteras de este país, así como el retorno de la infraestructura militar en Europa a su posición de 1997, cuando se firmó el Acta Fundacional Rusia-OTAN, son las prioridades planteadas por el Kremlin.
La parte rusa señaló que resulta imposible reducir la tensión político-militar y construir una arquitectura de seguridad europea sólida sin resolver estos problemas, indicó un comunicado del servicio de prensa de la cartera de Defensa de Moscú sobre lo tratado en las conversaciones.
No obstante, Shoigú destacó que su país está preparado para considerar propuestas que permitan restablecer la interacción militar con Londres. Según el texto, los jefes militares alcanzaron un entendimiento sobre la importancia de continuar los contactos a través de sus respectivos ministerios.
Por su parte, el titular británico aseguró que discutió en detalle con su par ruso las iniciativas presentadas por esta nación para garantizar la seguridad en Europa y prestó atención a varios de sus puntos.
“Fue una discusión constructiva y franca. Agradezco al ministro Shoigú que haya aceptado reunirse conmigo para examinar una serie de cuestiones, incluidas las tensiones que persisten en torno a Ucrania y sus fronteras”, dijo en conferencia de prensa en la sede de la embajada de Londres en esta capital.
Wallace declaró que durante el intercambio sobre la situación actual en torno a Ucrania, ambas partes señalaron la importancia del cumplimiento de los acuerdos de Minsk para la solución pacífica del conflicto en el este de ese país.
Agregó que una hipotética invasión rusa de Ucrania tendría consecuencias trágicas para “los ucranianos, los rusos y la seguridad europea”.
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Las discursos de políticos, diplomáticos y medios de comunicación occidentales sobre los supuestos planes rusos de invadir Ucrania se han venido reiterando durante los últimos dos meses, acciones que denunció Moscú.
El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov calificó esa estrategia como un aumento vacío e infundado de la tensión y enfatizó que Rusia no representa una amenaza para nadie.
Asimismo, alertó sobre la posibilidad de que utilizando como argumento el presumible ataque ruso se produzcan provocaciones para justificar esas palabras. Según el jefe de la oficina de prensa del Kremlin, los intentos de resolver la crisis en el sudeste de Ucrania por la fuerza tendrán consecuencias graves.
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