‘No decimos que Burkina Faso esté en contra de las negociaciones con los terroristas’, declaró el primer ministro, Christophe Dabiré, ante el Parlamento tras su confirmación en el cargo despés de las últimas elecciones.
La idea de negociar resultó rechazada hasta ahora por el presidente, Roch Marc Christian Kabore, quien comenzó su segundo mandato, y que con Dabire enfrenta una campaña de grupos extremistas que operan desde 2015 en Burkina Faso.
La actual escalada de violencia que este país atraviesa registró un repunte durante los últimos meses, lo cual sacudió a la totalidad de la región africana del Sahel.
El primer ministro apuntó ante el Legislativo que todas las grandes guerras ‘terminaron alrededor de una mesa’.
‘Eso significa que si queremos salir de esta situación, tarde o temprano debemos reflexionar sobre la posibilidad (…) de emprender discusiones’, añadió en su discurso relativo a la política interna prevista a desarrollar por su gabinete.
Dabiré manifestó que esas conversaciones podrían iniciarse ‘si se conociera de forma clara y neta a los responsables de la situación actual’, en alusión a la necesidad de que esos grupos armados designaran a una delegación o equipo para mantener los contactos.
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