Con ese fin y pese a los considerables desafíos, en el último año se pudo cumplir el objetivo de ejecutar un programa de préstamos y donaciones de tres mil 500 millones de dólares.
El FIDA estima que el 80 por ciento de las personas más pobres del planeta y el 80 por ciento de las que más hambre pasan habitan en zonas rurales de países en desarrollo, las cuales con demasiada frecuencia se ven excluidas de las grandes iniciativas de desarrollo y financiación.
Houngbo afirmó en el 45 período de sesiones del Consejo de Gobernadores de ese organismo que debido a que la pandemia de la Covid-19 tiene graves repercusiones en las condiciones de vida y los medios de subsistencia, concedieron apoyo extraordinario a unos cuatro millones de hombres y mujeres que habitan en el campo.
Fue posible por conducto del Mecanismo de Estímulo del FIDA para la Población Rural Pobre, creado en 2020 tras la crisis generada por el coronavirus SARS-CoV-2, desembolsar hasta la fecha cerca 56 millones de dólares en 60 países.
Agregó que la pandemia ocupó, y con razón, un lugar central en las preocupaciones de la comunidad internacional; sin embargo, el cambio climático plantea una amenaza en aumento para las poblaciones rurales.
El alto directivo del FIDA destacó que por ese fenómeno los pequeños productores se ven muy afectados y apenas reciben el 1,7 por ciento de la financiación para el clima, algo que en su opinión debe cambiar.
Al referirse a la ayuda brindada, mencionó la implementación en Bangladesh de un sistema de alerta temprana para las inundaciones repentinas, en Vietnam la entrada en funcionamiento de un mecanismo de vigilancia de la salinidad y en Mozambique el fortalecimiento de una red de estaciones meteorológicas.
También en Ruanda contribuyeron a la adopción de códigos de construcción más estrictos para las instalaciones de tratamiento y almacenamiento después de las cosechas.
En 2021 el FIDA puso en marcha la ampliación del Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP+), concebido para dirigir la financiación en forma de donaciones, en particular hacia naciones de ingreso bajos donde la seguridad alimentaria es perjudicada por el cambio climático.
A la vez, reforzó considerablemente su asociación con los tres fondos principales: el Verde para el Clima, el del Medio Ambiente Mundial y el de Adaptación.
Houngbo enfatizó que la pandemia y el cambio climático revelaron con fuerza la vulnerabilidad y desigualdad inherentes a que quienes producen un tercio de los alimentos mundiales y solo reciben cerca de seis centavos por cada dólar generado.
No podrá haber sostenibilidad ni resiliencia sin mayor igualdad, aseguró.
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