Contado más del 97 por ciento de los votos por el Comité Central de Elecciones (CCE), los candidatos del bloque Likud (derecha), de Netanyahu, consiguen 30 asientos, lejos de los 61 imprescindibles para conseguir la mayoría en la Knéset (asamblea), el parlamento unicameral de 120 escaños.
Aunque posee el apoyo de los partidos Shas, Judaísmo Unido de la Torah, Yamina y Religioso, para Netanyahu, acusado de corrupción, razón por la cual permanecer al frente del ejecutivo es cuestión de vida o muerte política, solo reúne 59 diputados.
La incógnita es el rumbo que tomará Raam, la escisión de la Junta Árabe Conjunta, liderada por Mansour Abbas, propugnador de un acercamiento con la Likud aunque en los comicios de la víspera aclaró que unirá fuerzas con cualquier candidato con posibilidades de formar gabinete.
El partido más cercano a la Likud, Yesh Atid (Nueva Esperanza, en hebreo), acopió 18 asientos y resulta la alternativa a Netanyahu debido a que su líder, el magnate de las comunicaciones Yair Lapid asegura que está en condiciones de integrar gobierno, aunque se abstuvo de explicar con cuáles agrupaciones.
De cualquier manera los resultados de la consulta y con ellos el paisaje electoral israelí tendrán que esperar hasta la noche cuando el CCE divulgará los resultados definitivos de la consulta, cuarta en menos de dos años.
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