El yacimiento posee centenares de petrograbados rupestres, representaciones humanas estilizadas y figuras geométricas, pero es poco visitado por su falta de atención y divulgación, lamentó el arqueólogo Joel Santos, responsable de las investigaciones que realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Al inicio del siglo XXI, el sitio de Las Labradas se mantuvo virgen, sin ser tocado por la industria pesquera, el crecimiento urbano y el desarrollo turístico. En la actualidad, su difusión sólo se realiza de boca en boca, explicó.
Con casi 700 grabados rupestres, entre representaciones humanas, círculos concéntricos, espirales, cruces, y un importante número de figuras abstractas, de diversos diseños y tamaños, es un testimonio alucinante de los antiguos pobladores, cuyos tesoros naturales, geológicos y culturales no fueron dañados por el mar, dijo el especialista.
El 30 de noviembre de 2012 fue declarada zona de monumentos arqueológicos y posee una belleza sublime, cuya singularidad son los petrograbados o petroglifos en un agrupamiento de piedras basálticas, añadió Santos.
La marcada presencia de símbolos solares en la mayoría de los grabados advierte que fue un sitio consagrado al solsticio de verano, que ocurre entre el 20 y 23 de junio.
Desconocemos qué cultura realizó los grabados. Es imposible saberlo por la inexistencia de escrituras y referencias históricas. La denominamos Chicayota, en referencia al arroyo del cual dependieron los asentamientos antiguos en esta región, puntualizó Santos.
La zona arqueológica fue reportada por primera vez en 1894 por el investigador OH Howath en la revista del Instituto Antropológico británico.
Sin embargo, su artículo permaneció prácticamente desconocido en este país.
En el 2000 el sitio fue incluido en el decreto de protección de 50 mil hectáreas del Área Natural Meseta de Cacaxtla, en la categoría de Flora y Fauna, pero aún se desconocía su importancia cultural, aunque también se anexó en los años 90 en el registro público de monumentos arqueológicos.
Santos atribuye a la falta de gestión que Las Labradas no haya sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Desde 2012 se encuentra en la lista indicativa de México ante la Unesco. La cuestión es que nos cuesta mucho trabajo dar seguimiento al proceso desde Sinaloa, aunque estamos a tiempo de retomarlo junto con la dirección de Patrimonio Mundial. De lo contrario, corremos el riesgo de perder nuestro lugar, concluyó el investigador.
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