El líder político brasileño visita a México desde ayer y mañana deayunará en el Palacio Nacional con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Al responder un cuestionario del diario, Lula aseguró que Brasil ha vuelto al mapa del hambre. Tenemos un Gobierno que realmente no gobierna, que se centra en mentiras y no respeta absolutamente nada. Ni a los indígenas, negros, mujeres… y trata a los gobernadores y alcaldes como enemigos.
Este desastroso Gobierno , señaló el expresidente brasileño, es resultado directo del sentimiento antipolítica que las élites, con la ayuda de sectores mediáticos, plantaron en Brasil, pero será superado este año en las urnas.
La “antipolítica”, siguió Lula, fue la respuesta de las élites que nunca aceptaron gobiernos que actuaran con independencia y para los más pobres. “La idea de que los hijos de los pobres pudieran ingresar a las universidades, gracias a programas de acción afirmativa y apoyo financiero, nunca fue aceptada por las élites”.
Al no conseguir vencer democráticamente a los gobiernos progresistas, las élites crearon “una especie de antipolítica” y, con el apoyo de los grandes medios, promovieron la destitución de Dilma Rousseff y el proceso judicial contra el propio Lula, comentó el periódico.
El resultado de todo eso fue Bolsonaro, que en tres años de gobierno ya ha tenido un impacto tan violento en el aumento de las muertes, que la esperanza de vida de los brasileños se redujo cuatro años. Brasil es el segundo país con más muertes por Covid-19, hay hambre y las armas están dispersas por toda la sociedad, explicó Lula.
A la pregunta de qué espera de México respondió «que tiene muchos amigos aquí en este país, que vive un momento importante con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el popular AMLO». La relación entre Brasil y México es importante por muchas razones, empezando porque son los dos países más grandes de América Latina, dijo.
Lula añadió que López Obrador ha conseguido afirmar la autonomía de México sin crear antagonismos, contribuyendo a una relación más equilibrada en nuestro continente, lo que es fundamental para el desarrollo latinoamericano.
Es preciso, sostuvo, ir más allá del intercambio comercial. Necesitamos trabajar en un mundo de cooperación, equilibrio y paz, con instituciones internacionales representativas y eficaces. Los problemas ambientales, en especial el calentamiento global, la pandemia y las brutales desigualdades en los países y entre ellos, requieren una profunda reforma de la gobernanza global, concluyó.
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