Como ya se volvió costumbre cada viernes, los participantes en la protesta se enfrentaron con las fuerzas policiales que custodian de forma permanente la estatua del general Manuel Baquedano, que domina la explanada, bautizada como Plaza de la Dignidad por los participantes en la revuelta que comenzó el 18 de octubre de 2019.
Al menos en dos ocasiones los manifestantes lograron ocupar el área donde se erige el monumento, donde desplegaron grandes telas en las que se reclama la liberación de las personas que permanecen detenidas desde entonces.
Finalmente fueron desalojados luego de más de dos horas por un fuerte despliegue policial con el apoyo de al menos una decena de vehículos lanza agua y lanza gases, denominados aquí guanacos y zorrillos.
Debido a los disturbios la empresa del metro de Santiago informó el cierre de la estación Baquedano e igualmente quedó interrumpido el tránsito de vehículos en las avenidas que desembocan en la céntrica explanada.
Quienes exigen la libertad de los que permanecen tras las rejas en prisión preventiva, la mayoría jóvenes y algunos por más de un año, insisten en que el gobierno actuó contra ellos solo por expresar en las calles su descontento con la situación de desigualdad e injusticias imperante en el país.
En cambio, las autoridades niegan sistemáticamente que existan personas detenidas sin motivo y que quienes están presos es porque cometieron delitos sancionados por los tribunales.
Sin embargo, el miércoles último quedó en libertad Mauricio Cheuque, un trabajador de la construcción de 38 años detenido la noche del 14 de noviembre de 2019 en la población La Victoria, de esta capital, luego de ser atropellado por un furgón de Carabineros durante un operativo y acusado de portar una bomba incendiaria en su mochila.
Su familia denunció que tal acusación se trataba de un montaje policial y finalmente el 3 de febrero fue absuelto de todo cargo, luego de permanecer 14 meses en la cárcel Santiago 1.
jf/rc