Durante la operación policial contra el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF, siglas en inglés), en noviembre pasado, más de dos millones de etíopes fueron desplazados, incluidos decenas de miles que cruzaron al territorio sudanés, según estimaciones de organismos nacionales e internacionales.
Muchas familias abandonaron sus hogares, algunas arrastradas por el TPLF, y permanecen ilegales en el país vecino, pero esa realidad cambiará de manera paulatina en las semanas venideras, aseguró el director general de la entidad, Tesfahun Gobezay.
La ARRA (siglas en inglés), agregó Gobezay, que garantizará el cumplimiento de los protocolos sanitarios, gestiona el regreso de todos ellos, en colaboración con el ministerio de Relaciones Exteriores y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
En enero último, representantes de la ONU visitaron los campamentos May Aini y Adi Harush, ubicados cerca de la frontera con Eritrea y Sudán, a donde llegaron también miles de personas que huyeron del conflicto armado y necesitan ayuda humanitaria.
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