Más de ocho millones de menores están al borde de la hambruna y necesitan desesperadamente acceso a una atención médica que les salve la vida, alertó en un comunicado Save the Children.
Precisó que muchas instalaciones de salud se vieron obligadas a apagar los ventiladores y otros equipos de salvamento debido a una fuerte caída en las importaciones de carburante.
Subrayó que la falta de combustible también afectó la capacidad de las personas para moverse, con informes de colas de seis kilómetros de extensión en las estaciones de servicio en la capital, lo cual tendrá un efecto dominó en los precios de los alimentos.
En un comunicado conjunto emitido ayer, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura, el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia afirmaron que el país «está al borde de una catástrofe absoluta».
Más de 17,4 millones de personas necesitan asistencia alimentaria y una parte cada vez mayor de la población se enfrenta a niveles de emergencia, resaltó el texto.
Asimismo, apuntó que 2,2 millones de niños están gravemente desnutridos, incluidos casi medio millón que padecen desnutrición aguda grave, una condición que pone en peligro la vida. El Comité de la Cruz Roja Internacional (CICR) afirmó esta semana que más de 20 millones de yemenitas, de una población de 30,5 millones carecen de acceso a atención médica básica y 16,2 millones están amenazados por la falta de alimentos.
El CICR resaltó que más de un millón de minas terrestres y artefactos explosivos sin detonar están plantados a lo largo y ancho del país, lo cual provoca muertes y herida a diario.
La guerra comenzó en 2014, cuando los rebeldes se levantaron en armas y ocuparon grandes extensiones del país, incluida su capital, Saná.
Al año siguiente una coalición árabe, encabeza por Arabia Saudita, intervino en el conflicto en respaldo del presidente Abd Rabbu Mansour Hadi.
Según el ministro yemenita de Planificación y Cooperación Internacional, Waid Batheeb, la conflagración provocó una contracción económica de 50 por ciento, una caída del 80 por ciento de las exportaciones de hidrocarburos y pérdidas por valor de 126 mil millones de dólares.
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