A pesar de que ambos países son externos al bloque, la medida tiene como objetivo “dar apoyo” en el control de los solicitantes de asilo y garantizar la “vigilancia” de la zona, de acuerdo con un comunicado de la UE.
Desde el pasado 24 de febrero, al menos tres millones de personas abandonaron Ucrania, en su mayoría a través de Polonia, pero unos 300 mil lo hicieron a través de Moldova.
Por su parte, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, explicó que generalmente la UE tarda al menos unos seis meses en cerrar acuerdos sobre terceros países, y en este caso, fue solo una semana.
De acuerdo con la información publicada esta jornada, el control de la frontera “no solo preocupa a la UE por la vertiente migratoria y la necesidad de atender a las miles de personas que llegan de golpe, sino también las garantías de seguridad de los refugiados”.
El pasado día 3 el organismo europeo concedió una protección temporal a ciudadanos ucranianos, mientras que dejaron fuera los migrantes de otras nacionalidades residentes en ese país.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) denunció recientemente las devoluciones forzadas y la violencia contra indocumentados en las fronteras terrestres y marítimas de la UE.
Pese a constantes llamados de organizaciones humanitarias, de los derechos humanos, e incluso, desde las propias instituciones del bloque integracionista, el tema de la migración responsable es hoy una asignatura pendiente para el ente comunitario, según analistas.
En virtud de lo acordado, Frontex desplegará a sus agentes en la frontera moldava para asistir a las autoridades en el refuerzo del registro y verificación de las personas que llegan a la zona.
Los agentes ayudarán, además, en la recogida e intercambio de información, apoyarán en los traslados de refugiados a países de la UE que Bruselas trata de coordinar, explica el comunicado.
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