Con las sanciones contra Moscú, algunos analistas prevén la desaparición del mercado mundial de alrededor de tres millones de barriles diarios de petróleo y productos derivados rusos, equivalente al tres por ciento de la producción mundial.
Sin embargo, no pocos estrategas consideran que para Rusia la partida no está perdida y su próximo movimiento sería la reorientación de los suministros en dirección a Asia, mientras los productores del Medio Oriente aprovecharían para hacerse cargo del mercado europeo.
Para la Unión Europea la situación es compleja debido a la gran dependencia energética de la nación euroasiática.
Según datos de la Comisión Europea, el bloque comunitario importa el 90 por ciento del gas que consume y Rusia proporciona más del 40 por ciento de esa cifra. Además, el 27 por ciento de sus suministros de petróleo y el 46 por ciento de carbón también proceden de este país.
Sin duda, el “cordón umbilical” es fuerte. Por eso varios países dijeron que no ante las presiones de Washington para que también dejarán de recibir petróleo ruso.
Aunque el tema ha sido discutido al interior del bloque, un embargo europeo sobre el suministro de petróleo ruso empeorará los balances energéticos del llamado Viejo Continente y alterará de forma grave el mercado mundial, declaró el portavoz presidencial de este país, Dmitri Peskov.
El vice primer ministro Alexander Nóvak vaticinó que el precio del petróleo puede subir a 300 dólares por barril, si los países occidentales se niegan por completo a importarlo de Rusia.
Lo cierto es que las restricciones actuales y las amenazas públicas de abandonar el combustible nacional provocaran nuevas movidas, sobre todo hacia China e India, pronosticó el presidente del Instituto de Energía y Finanzas de Rusia, Marsel Sálijov.
“En términos de calidad, el petróleo ruso se adapta bien a las refinerías chinas y, en teoría, podría sustituir hasta tres millones de barriles diarios de crudo de calidad media similar importado por China de otros países”, explicó.
Advirtió que esa solución requeriría la voluntad de Beijing de entrar en conflicto con los países occidentales, que desde ya están criticando a las autoridades chinas por apoyar a Moscú.
Según Sálijov, la alternativa podría ser India, que ya está aumentando sus compras de petróleo ruso. “El principal factor en este caso han sido los descuentos récord, que permiten un aumento importante de la rentabilidad en el refinado para el comprador», comentó el experto.
El especialista de la Consultora Vygon, Iván Timonin, indicó que Rusia exportó 4,8 millones de barriles diarios de crudo y condensado en 2021, de los cuales el 62 por ciento viajó al mercado occidental y el 38 por ciento en dirección contraria.
En su opinión, la reorientación de la industria petrolera rusa hacia el este llevará algún tiempo.
Aclaró que a corto plazo no es tan complicado: se trata de firmar nuevos contratos de suministro, resolver los problemas logísticos y el fletamento de petroleros; pero a largo plazo, para que funcione bien, será necesario encaminar nuevos proyectos de oleoductos, lo que significa años de más trabajo.
Por lo pronto, los analistas más conservadores rezan para que finalicen las hostilidades entre Rusia y Ucrania y el mundo, si se puede, “vuelva la normalidad”, algo que muy difícilmente sucederá.
Moscú reiteró en los últimos días que si algo confirmó de las más de seis mil 300 sanciones aplicadas contra el país, es quiénes son sus verdaderos socios y en quién no se puede confiar, por lo que el trato no volverá a ser el mismo.
Así que los próximos movimientos del petróleo ruso mantendrán en jaque por buen tiempo el tablero mundial.
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