Durante una intervención en la Cumbre Mundial de Gobiernos celebrada en esta ciudad, el funcionario resaltó la necesidad de estimular la producción local de vacunas, fundamentalmente en naciones de ingresos bajos y medios, lo que favorecería sus autonomías.
Se ha hecho claro que no se puede dejar la equidad a la merced de las fuerzas del mercado, la buena voluntad de los donantes o las corrientes geopolíticas cambiantes, expresó.
Asimismo se pronunció a favor de fortalecer las bases del sistema sanitario, fuente para una sólida atención primaria, en la cual recae la detección de posibles brotes en sus primeras etapas.
«Por mucho tiempo, demasiados países invertían fuertemente en la atención médica sofisticada y muy poco en la sanidad pública. Como resultado, sus sistemas se vieron desbordados», alegó.
La tercera de sus recomendaciones versó sobre la urgencia de construir una arquitectura global mejorada de prevención de pandemias, preparación y respuesta.
El líder de la OMS estimó que ningún país u organización es capaz de enfrentar por sí solo una contingencia de las proporciones acarreadas por la Covid-19.
En relación a la trayectoria futura de la pandemia, el directivo expresó antes que pueden ocurrir picos de casos y muertes a medida que la inmunidad declina, lo que requerirá refuerzos de vacunas periódicos para las poblaciones vulnerables.
De todos los escenarios descritos, apuntó, el mejor sería aquel donde surjan variantes menos graves y no se necesiten nuevos refuerzos ni reformular los actuales inmunizantes, mientras que el peor sería ver otras más agresivas y muy transmisibles, con una consiguiente rápida caída de la inmunidad.
“Tenemos todas las herramientas para poner esta pandemia bajo control: podemos prevenir su transmisión con mascarillas, distancia social, higiene de manos y buena ventilación”, insistió por su parte el directivo.
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