En su mensaje por la fecha, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, rindió homenaje a los ruandeses que perecieron construyendo un futuro de dignidad, tolerancia y derechos humanos para todos.
“Mientras miramos hacia atrás con remordimiento, miremos hacia adelante con determinación. Comprometámonos a estar siempre atentos y a no olvidar nunca”, expresó.
Un millón de personas fueron asesinadas en Ruanda en tan sólo 100 días en el año 1994: la abrumadora mayoría era de la comunidad tutsi, pero también hutus moderados y otros que se opusieron al genocidio, subrayó el diplomático portugués.
Asimismo, destacó la resiliencia de los sobrevivientes y pidió reflexionar sobre los fracasos de la comunidad internacional ante actos de genocidio.
Muy pocos hablaron, y aún menos intentaron intervenir, cuando ocurrían los horrores en Ruanda, mucho más podría haberse hecho y debería haberse hecho, consideró el titular.
Todavía la mancha de la vergüenza perdura, pero siempre tenemos una opción, recalcó el secretario general, elegir la humanidad sobre el odio, la compasión sobre la crueldad, el coraje sobre la complacencia, y la reconciliación sobre la rabia.
Además, no es posible quedarse de brazos cruzados ante los crímenes atroces, urge llevar a los perpetradores ante la justicia y velar por la proteción de los derechos humanos, dijo Guterres.
La justicia es indispensable para una paz sostenible y “Ruanda es hoy un poderoso testimonio de la capacidad del espíritu humano para sanar incluso las heridas más profundas”, indicó Guterres y se refirió a los avances logrados en ese país.
El genocidio contra los tutsi planteó cuestiones que afectan a toda la humanidad: temas fundamentales sobre el papel del Consejo de Seguridad, la eficacia del mantenimiento de la paz, la necesidad de acabar con la impunidad de los crímenes internacionales y abordar las raíces de la violencia, apuntó.
Ahora, señaló Guterres, las guerras están en su apogeo, las desigualdades se amplían y la pobreza crece, todo ello es caldo de cultivo para el resentimiento, la ansiedad y la ira.
Mientras tanto, lamentó, vemos que proliferan el discurso de odio, incluida la desinformación deshumanizante, el racismo y la negación y distorsión del genocidio.
En este 2022, se cumplen 28 años desde que más de un millón de personas fueron asesinadas sistemáticamente en menos de tres meses en Ruanda, eran mayoritariamente tutsis, pero también hutus y otros opuestos al genocidio, de acuerdo con registros históricos.
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