Según el Centro Médico Beth Israel Deaconess de la Escuela de Medicina de Harvard, las intervenciones dietéticas pueden ser herramientas poderosas porque son relativamente sencillas y poco costosas de implementar.
El Omega-3 pueden ayudar a reducir el riesgo de cáncer, mientras que consumir demasiados ácidos grasos Omega-6 puede estimular el padecimiento.
Puntualizan los expertos que las fuentes del primero son el pescado, los frutos secos y las semillas, mientras que el segundo se encuentra en las carnes, los huevos y otros alimentos.
Los expertos tenían como objetivo conocer «cómo las dietas suplementadas con estos ácidos grasos afectaban a la actividad antitumoral de la inmunoterapia de bloqueo de puntos de control inmunitarios y de una terapia antiinflamatoria que inhibe la enzima epóxido hidrolasa soluble».
Durante el estudio se hicieron dos grupos ratones unos recibieron una dieta rica en Omega-3 y otros de Omega-6 durante 10 días antes de la inyección del tumor y durante la duración de la investigación.
Una semana después los roedores de «cada grupo de dieta empezaron a recibir inmunoterapia, terapia antiinflamatoria, ambas terapias juntas o ningún tratamiento», explicaron los científicos.
Los resultados –puntualiza la fuente- sugieren que los ácidos grasos Omega-3 podrían ayudar a la inmunoterapia y a otros tratamientos a combatir mejor el cáncer.
El equipo demostró que la combinación de inmunoterapia y tratamiento antiinflamatorio era más eficaz cuando los ratones eran alimentados con dietas enriquecidas con Omega-3.
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