Las autoridades reconocieron en 2019 que 70 personas (entre las que había civiles y combatientes del Estado Islámico) murieron en el ataque de la noche del 2 al 3 de junio de 2015, cuyo objetivo era una fábrica de municiones.
El ejecutivo explicó en una carta dirigida al parlamento neerlandés que la fábrica, que se encontraba en una zona industrial, albergaba más explosivos de lo esperado, por lo que provocó graves daños colaterales.
Investigadores de la ONG iraquí Al Ghad, de la organización pacifista PAX y de la Universidad neerlandesa de Utrecht entrevistaron a 119 supervivientes y 40 personalidades de la sociedad, como el alcalde de Hawija, para cartografiar el impacto del bombardeo.
Los autores del estudio consideran que el ataque dejó 85 víctimas mortales civiles y cientos de heridos graves.
Los daños materiales impactaron en mil 200 empresas y comercios, así como en seis mil hogares del barrio donde se encontraba el almacén de municiones.
Las víctimas se sienten abandonadas por Países Bajos, según estos investigadores, y reclaman un pronunciamiento oficial del gobierno neerlandés por el bombardeo, así como una compensación para pagar los gastos del ataque.
Además, recomiendan que viajen a Hawija representantes del ejecutivo para dar explicaciones a la población, presentar sus disculpas y proponer las reparaciones.
El bombardeo formó parte de las 34 mil incursiones aéreas de la coalición de la OTAN, liderada por Estados Unidos, que llevó a cabo en Iraq y Siria, concluyó el estudio.
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