En la red social Twitter el mandatario escribió: “Recordamos la valentía y la dignidad de los funcionarios que resistieron el criminal asedio contra la Embajada de Cuba, hace 20 años. Un acto fascista ejecutado por la derecha apátrida, que atentó contra el derecho internacional. El pueblo venezolano tiene memoria”.
La acción contra la sede diplomática de la isla en Venezuela aconteció el 12 de abril de 2002 durante los hechos asociados al golpe de Estado contra el entonces presidente Hugo Chávez (1954-2013).
Grupos violentos de la extrema derecha se concentraron frente a las instalaciones de la representación cubana, destruyeron vehículos y cortaron servicios esenciales de luz y agua, además de amenazar al personal reunido dentro de la edificación.
Estas acciones formaron parte de una ola de persecución contra todos los funcionarios y militantes identificados con el Gobierno bolivariano, con actos de represión, detenciones arbitrarias y muertos por disparos de las fuerzas plegadas al golpe.
Maduro destacó además la postura heroica del pueblo de Venezuela, que aquel 12 de abril “salió valientemente a la calle a exigir el regreso del comandante Hugo Chávez y la restitución de la democracia”.
“Ante el silencio de las corporaciones mediáticas la comunicación popular funcionó”, indicó el jefe de Estado al recordar la labor de militantes y activistas que mantuvieron informados a la población de la realidad imperante durante aquellas jornadas.
“En el Día del Pueblo Comunicador, honro a los patriotas valientes que salieron a las calles a informar la realidad de lo que se vivía durante el golpe de Estado (…). Seguimos firmes mostrando al mundo la verdad de nuestro pueblo”, subrayó el dignatario.
El 11 de abril de 2002, la derecha venezolana impulsó una asonada golpista contra Hugo Chávez, tras una cruenta campaña mediática dirigida a empañar la figura del líder bolivariano y los ideales progresistas por él representados.
La cúpula oligarca y los medios privados de comunicación, en complicidad con sectores de la oposición y la jerarquía eclesiástica, conspiraron con elementos del alto mando castrense para derrocar al mandatario y colocar en la presidencia de facto a Pedro Carmona.
Chávez permaneció secuestrado por las fuerzas complotadas hasta su rescate el 13 de abril por parte de militares leales al orden constitucional, quienes junto a la insurrección popular en las calles dieron al traste con el golpe de Estado.
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