La tensión en la zona escaló desde el viernes tras el asalto de los uniformados a la Mezquita de Al Aqsa, que forma parte de ese complejo religioso, ubicado en la zona ocupada de la urbe.
Centenares de palestinos fueron heridos o detenidos durante esa redada, duramente criticada por el mundo árabe y musulmán.
Los policías israelíes volvieron ayer a penetrar en la explanada para expulsar a los palestinos allí presentes y proteger la entrada de los judíos que querían visitar el lugar con motivo de celebrarse el Pesaj, una festividad que marca el inicio del éxodo de ese pueblo, de acuerdo con sus tradiciones.
Este lunes se repitieron las mismas escenas, según mostraron varios vídeos que circulan en las redes sociales.
El sitio sagrado es venerado tanto por musulmanes, que lo llaman Explanada de las Mezquitas, como por judíos, que lo conocen como el Monte del Templo.
Para los primeros porque en su interior está la Mezquita de Al Aqsa, mientras para los segundos porque allí se construyeron sus dos templos bíblicos.
Tanto el gobierno como diversos partidos palestinos condenaron los ataques de las tropas de Tel Aviv y advirtieron sobre sus consecuencias.
“Responsabilizamos al gobierno israelí por esta escalada y hacemos un llamado a la administración estadounidense para que rompa su silencio y detenga esta agresión que inflamará a la región”, afirmó el vocero de la presidencia palestina, Nabil Abu Rudeina,
Israel ocupó la zona oriental de la metrópoli en la guerra de 1967, y desde entonces mantiene bajo su control el territorio pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
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