En el Caso Antiguo de esta capital, la primera oradora, la ministra de Relaciones Exteriores, Erika Mouynes, alabó los esfuerzos del Ejecutivo de Laurentino Cortizo por darle continuidad a encuentros de este tipo, como el más reciente celebrado en Colombia en octubre último.
“Ha sido la coordinación y el compromiso lo que nos permitieron una actuación colegiada con resultados, por lo que nos volvemos a reunir para garantizar una migración segura, ordenada y humanitaria a través de nuestras fronteras”.
Para la diplomática, hay cifras “ilustrativas”… Panamá, que en agosto de 2021 llegó a recibir dos mil 800 migrantes diariamente, recibe hoy un promedio de 180 migrantes, indicó.
Sin embargo, datos del Servicio Nacional de Migración dan cuenta de resultados bien diferentes, pues de enero a marzo último se trasladaron por la peligrosa selva de Darién, fronteriza con Colombia, en su ruta hacia Estados Unidos, 13 mil 425 personas (un 17 por ciento de ellos menores de edad) más del doble de los cinco mil 622 en igual período de 2021.
Expertos estiman que podría sobrevenir una ola masiva de migrantes en la frontera con México tras la eliminación a partir del 23 de mayo próximo de una medida que permite la expulsión rápida de esas personas, amparada en la pandemia de Covid-19, conocida como el Título 42, en vigor desde 2020.
A su turno, el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, fue más directo al grano y afirmó que ningún Estado por sí solo puede enfrentar la migración irregular.
Es una responsabilidad compartida, dijo, y adelantó que esta cita en la nación istmeña es antesala de la IX Cumbre de las Américas, a celebrarse del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, California, en la que se espera suscribir una Declaración sobre la Migración y la Protección de los que llamó “los más vulnerables”.
También remarcó el interés de su delegación de proteger la seguridad fronteriza de Estados Unidos y llegó a decir que le preocupa el bienestar de millones de personas en el continente que llegan al límite al tomar la decisión de abandonar su comunidad en busca de mejor vida, en viajes peligrosos en los que los migrantes son explotados y algunos son niños, con un futuro incierto.
No olvidó mencionar las “contribuciones” para enfrentar esos desafíos que se esperan de las ONGs, instituciones financieras internacionales, como el Banco Mundial, y otras instituciones y organismos de Naciones Unidas como Unicef, con cuyos representantes espera reunirse mañana.
Al usar de la palabra, el ministro de Seguridad de Panamá, Juan Pino, admitió que la región experimenta un incremento sostenido del desplazamiento humano, dijo, pues de 2009 a la fecha más de 265 mil personas han transitado como parte del flujo migratorio irregular a través de Panamá, atravesando el Darién, la mayor barrera natural de 266 kilómetros cuadrados, en la frontera con Colombia.
Mientras, el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, agradeció la visita realizada la víspera a centros de atención a migrantes para apuntalar la necesidad de trabajar juntos ante un desafío que exige una respuesta mancomunada.
Además de Estados Unidos y Panamá, los cancilleres y secretarios de seguridad de una decena de países, entre ellos de Honduras, El Salvador, Belice, Costa Rica, México y Colombia convocados a esta segunda reunión sobre migración comenzarán mañana sesiones en un apartado hotel de esta urbe.
La visita de Blinken y Mayorkas, la primera de estos en Panamá, es rechazada por movimientos populares como el Frente Nacional en Defensa de los Derechos Económicos y Sociales que se movilizaron para condenar la llegada de los emisarios de la guerra, según expresaron.
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