En una comparecencia ante la Comisión de Hacienda del Senado, recordó que en marzo de 2022 la inflación general alcanzó una tasa anual de 7,45 por ciento como reflejo de choques asociados con la crisis de salud y por mayores presiones de los energéticos y otras materias primas derivadas del conflicto bélico.
Adelantó que se prevé que la inflación general disminuya a lo largo de 2022 y que converja a la meta de 3,0 por ciento hacia el final del horizonte de pronóstico; para la inflación subyacente anual, anticipan que ésta se incremente todavía en la primera mitad de 2022.
Sin embargo, resaltó, el balance de riesgos para la inflación se ha deteriorado por el entorno y se mantiene a la alza, y agregó que la baja del poder adquisitivo afecta más a las familias de menores ingresos, pues suelen mantener una mayor proporción de sus ingresos en efectivo.
En consecuencia, añadió, el fenómeno inflacionario tiende a aumentar la pobreza y la desigualdad, además de que una inflación alta y volátil puede incidir negativamente en el crecimiento del desarrollo de los países.
Finalmente indicó que en ese entorno tan adverso, la acción de los bancos centrales pocas veces ha sido tan importante, y ante una dinámica de precios compleja aumenta nuestro compromiso con la protección del poder adquisitivo de la moneda nacional.
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