Ese día, un grupo de manifestantes apoyados por la coalición opositora Juntos por el Cambio llegó a la Plaza de Mayo para expresar su rechazo a un proyecto impulsado por el Gobierno de Alberto Fernández y conocido como el impuesto sobre la renta inesperada.
Dicha iniciativa, aún en proceso de elaboración, plantea la exigencia del pago de una cuota adicional a quienes obtuvieron un diferencial de ganancias superior a mil millones de pesos (nueve millones de dólares) durante 2021, lo cual afectará solo al tres por ciento de las grandes empresas del sector.
Durante la demostración, los participantes colocaron en la Pirámide de Mayo muñecos, de color negro y ahorcados con sogas, cuyos rostros eran fotos del presidente, la vicemandataria Cristina Fernández y la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, entre otros.
El acto fue ganado por un discurso de odio, como parte del cual pidieron la renuncia del Gobierno en pleno e instaron al exterminio, fusilamiento o encarcelamiento de la vicepresidenta, ministros y algunas reconocidas defensoras de derechos humanos como Carlotto o Hebe Bonafini, alerta Llamamiento en un comunicado.
Denunciamos esa atrocidad. Destaca como dato significativo que ninguno de los dirigentes políticos presentes condenó esos comportamientos. Los grandes órganos de la prensa escrita, radial y televisiva guardaron silencio sobre esos siniestros eventos, añade.
La institución propuso la adopción de medidas para garantizar “la convivencia democrática y pluralista, de modo que la apología del delito de homicidio no se tolere como una conducta impune”.
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