El representante aquí de la agencia, Vicenzo Fazzino, informó que los preparativos para el evento, del 4 al 8 de octubre de 2021, cuentan con el apoyo reforzado de la Unesco y otras instituciones del sistema de Naciones Unidas, las cuales coordinan gestiones con la Unión Africana (UA) y el gobierno angoleño.
Según afirmó, el interés común es convertir a la ‘Bienal de Luanda-Foro Panafricano de Cultura de Paz’ en una plataforma permanente y sustentable, luego de la exitosa experiencia de su primera edición en septiembre de 2019.
La Bienal de 2021 tendrá como rasgo distintivo el acompañamiento internacional por medio de diversas actividades, antes, durante y después de su realización, dijo el experto, al intervenir este martes en un seminario organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Entre los momentos relevantes estarán los asociados a los días mundiales del Jazz (30 de abril), de la liberación africana (25 de mayo) y de la Paz (21 de septiembre), ejemplificó.
Fazzino apreció igualmente la plataforma de intercambio ofrecida hoy por la Cancillería, al propiciar un análisis sobre el papel de la diplomacia angoleña en la promoción de la cultura de paz en África, el cual permitió el acceso online de los interesados.
El directivo de la Unesco y coordinador internacional de la Bienal de Luanda distinguió que la segunda edición será una importante contribución a los esfuerzos con vistas a silenciar las armas en el continente y avanzar en términos socioeconómicos.
Por su parte, el representante permanente de Angola ante la UA, Francisco da Cruz, remarcó la compleja situación en países de la región debido a confrontaciones político-militares, étnicas, religiosas y por la acción de grupos violentos, con probados nexos a las redes terroristas de Al Qaeda y el autodenominado Estado Islámico.
Actualmente Naciones Unidas mantiene seis misiones para la mantención de la paz en territorios africanos como Mali, República Centroafricana, Sahara Occidental, República Democrática del Congo, Sudán y Sudán del Sur, con decenas de miles de militares, recordó.
Cinco escenarios del continente, estimó, registran un incremento notable de ataques terroristas, cuyos perpetradores aprovechan la fragilidad de los estados nacionales para generar mayor violencia e inseguridad.
El embajador subrayó la necesidad de enfrentar las causas profundas de esos flagelos, que dañan el ejercicio de los derechos humanos, el desarrollo industrial, el existencia del estado de derecho y la creación de ambientes de justicia social.
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