Fuentes de seguridad explicaron al portal noticioso Al Ain que los combates causaron numerosos muertos y heridos en ambos bandos.
Hace dos semanas los choques en la localidad provocaron daños en al menos 29 sitios de una refinería, incluidos tanques de almacenamiento.
Tras un año de relativa calma, el temor a un nuevo brote de violencia aumentó desde principios de febrero, cuando el legislativo nombró a Fathi Bashagha como primer ministro interino en sustitución de Abdel Hamid Dbeibeh, quien rechazó entregar el cargo antes de los comicios.
Al justificar su decisión, el hemiciclo afirmó que el mandato de este último expiró el 24 el diciembre último, fecha escogida en un principio para celebrar las elecciones presidenciales, pero luego retrasadas indefinidamente por varios problemas.
Dbeibeh, quien aún controla esta capital, rechazó esa tesis y aseguró que el Parlamento no tiene potestad para elegir a su sucesor.
Desde entonces ambos políticos y sus respectivos gobiernos comenzaron una frenética búsqueda de apoyo interno y externo.
Esta nación vive una espiral de violencia desde el derrocamiento de Muamar al Gadafi en 2011, luego de una guerra apoyada por miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, entre ellos, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido.
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