En su discurso de toma de posesión, tras recibir la banda presidencial en la sede de la Asamblea Legislativa, Chaves dijo que el momento que vivimos es crucial y resaltó que «somos los llamados a realizar un cambio histórico».
Y ese llamado, señaló, se impone con la fuerza la voz del pueblo que demandó desde las urnas una enorme obligación a toda la clase política, lo que incluye, por supuesto, a los tres poderes de la República.
Expresó que «es el momento de dejar atrás las viejas prácticas que tanto nos cobra, y con toda razón, el pueblo costarricense. Aquí no hay distingos entre oficialismo y oposición: si una vez más la clase política falla, el país se podría desmoronar. Nos estamos viendo ante un espejo cuya imagen no nos gusta, porque nos presenta dos caras que no parecen conciliarse».
Con la solemnidad, gravedad y sentido de responsabilidad histórica que la época nos impone, me honro en recibir esta banda presidencial en tiempos de desafíos importantísimos, no solo para el futuro de nuestro país, sino para el destino mismo de la Humanidad, afirmó.
«Con reverencia y humildad digo: tienen y tendrán en mí, durante todo ese periodo, a un fiel mandatario; es decir, a alguien que, a partir de este instante y hasta el 8 de mayo de 2026, aspirará, con todos mis esfuerzos a acatar a cabalidad el mandato de ustedes, cumplir y hacer que se cumpla la voluntad del Pueblo Soberano en todos los quehaceres del Estado, dentro del marco riguroso del Derecho que nos rige», subrayó.
Entre las dificultades del país que deberá enfrentar, el nuevo mandatario mencionó el retraso y mal estado de la educación, el desempleo, las indignantes listas de espera para recibir atención médica especializada en el servicio público sanitario.
No deseamos el país de las zonas rurales que ven con tristeza y desamparo, a lo lejos, cómo las puertas del desarrollo y de la economía solo crecen en la zona central del país, dijo y añadió que «este es el espejo en el que nos estamos mirando todos y todas, lleno de sueños que no tienen los zapatos para correr y mucho menos alas para volar».
En otro momento de su discurso, el nuevo presidente acotó que «‘la patria es dicha, dolor y cielo de todos y no feudo ni capellanía de nadie’, nos dijo José Martí, con palabras que nos hablan no desde el pasado, sino desde una actualidad tremenda, desde la lucha permanente por el anhelo del bien común expresado en la voluntad ciudadana».
Tengo muy claro que si pongo por delante el faro de esa voluntad ciudadana nunca me perderé, detalló y destacó que «si pongo por delante el camino que me han trazado cada uno de los hombres y mujeres que votaron por mí, y también quienes no lo hicieron, jamás usaré la excusa de que este país no puede gobernarse, porque la orden del pueblo es que gobierne».
mgt/ale