Según funcionarios entrevistados por Bloomberg, los responsables de la política monetaria de ese organismo están propiciando cada vez más un escenario favorable para cambios radicales en la política monetaria.
Durante las últimas semanas, varios miembros del Consejo de Gobierno coincidieron en la subida casi segura de un cuarto de punto en julio. En ese contexto, dos aumentos similares en las reuniones antes de enero son una posibilidad sobre la mesa.
Los responsables de la política del BCE comienzan a alinearse con las opiniones del resto de los mercados, que actualmente muestran a inversionistas apostando por tres aumentos en la tasa de depósito desde el actual -0,5 por ciento antes que termine 2022, opinaron.
Mientras, economistas de Bank of America prevén que esa institución realice cuatro movimientos en lo queda de año, lo que llevará la tasa de depósito al 0,5 por ciento en diciembre.
En la práctica, no existen aún decisiones sobre futuros movimientos monetarios en la región europea y los portavoces del BCE se niegan a comentar sobre la trayectoria de las tasas de interés.
Pero el contexto inflacionario en varios países de la Unión Europea exige una estrategia encaminada a enfrentar el aumento de precios. A nivel regional la inflación está cerca del ocho por ciento, muy por encima del objetivo propuesto del dos por ciento.
La propia presidenta del BCE, Christine Lagarde, indicó que están listos para promulgar en julio el primer aumento de tasa desde 2011, luego de la conclusión de las compras de activos netos poco antes de esa fecha. No obstante, enfatizó que los movimientos posteriores no serán agresivos.
El BCE adoptó las tasas negativas por primera vez en 2014, y se han mantenido por debajo de cero desde entonces.
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