Según explicó el ministro para el Brexit y la Eficiencia Gubernamental, Jacob Rees-Mogg, el plan esbozado la víspera por el primer ministro Boris Johnson, no significa un regreso a la política de austeridad impulsada por los conservadores años atrás, sino de volver a tener la plantilla de personal existente antes de la salida del Reino Unido de la Unión Europea y de la pandemia de Covid-19.
En declaraciones por separado a Sky News y BBC, el funcionario agregó que los empleos públicos que se pretenden eliminar corresponden a empleados adicionales que fueron contratados para lidiar con las consecuencias del Brexit y de la pandemia.
Ambos problemas ya están desapareciendo, por lo que podemos volver a las cifras que teníamos antes, recalcó Rees-Mogg.
El primer aviso del recorte lo dio Johnson en una reunión del gabinete celebrada en la ciudad inglesa de Stoke-on-Trent, donde según la prensa local le dio un mes de plazo a sus ministros para buscar la forma de reducir el tamaño de la administración pública en una quinta parte.
La eliminación de los 90 mil puestos de trabajo permitiría ahorrar alrededor de tres mil 500 millones de libras esterlinas (cuatro mil 270 millones de dólares) al año, de acuerdo con cálculos realizados por el diario Daily Mail.
El secretario general del sindicato de los servidores públicos, Dave Penman, advirtió sobre las consecuencias que la eventual reducción de personal tendría sobre el servicio civil y oficinas como las de pasaportes o el ministerio de Salud y Atención Social.
Los laboristas, por su parte, acusaron al gobierno de abandonar a los trabajadores públicos a su suerte, en lugar de poner en práctica un presupuesto de emergencia que ayude a los británicos a lidiar con una inflación galopante y el alza de las tarifas de electricidad y gas.
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