El actual presidente del Parlamento llamó a todas las partes dejar de un lado la retórica política y electoral tensa y provocativa y convencerse de que el destino de los libaneses es vivir juntos «como los hijos del mismo país».
Berri, diputado electo por el distrito Sur 1 en la región de Tiro-Zahrani subrayó que ninguna secta quiere eliminar a otra al denunciar el comportamiento y la retórica política de algunas fuerzas inmersas en la esclavitud y la subordinación a los intereses extranjeros.
El veterano político insistió en la necesidad de un diálogo honesto en alianza con todas las fuerzas de la sociedad civil, para enterrar la ley electoral que profundiza la distribución de cuotas y sectarismo.
Pidió reducir la edad de votar de 21 a 18 años e introducir una cuota de mujeres y establecer un Parlamento en el que las sectas estén equitativamente representadas.
En los comicios de este domingo último, el Movimiento Amal obtuvo 15 escaños para la nueva legislatura y junto a los 16 de Hizbulah (Partido de Dios) conservan el dominio por el bloque chiita.
Líbano reconoce 18 confesiones de fe y el pacto nacional para la independencia de Francia en 1943 estableció que el presidente de la República debe ser cristiano maronita, el primer ministro musulmán sunita y el titular del parlamento chiita, y así sucesivamente con los otros cargos.
Sin embargo, el acuerdo de Taif de 1989, que puso fin a la guerra civil libanesa (1975-1990), estableció una fórmula de reparto del poder basada en cuotas que otorga a cada una de las grandes comunidades religiosas (musulmana y cristiana) 64 puestos en la unicameral legislatura.
El sábado entrante el actual Parlamento cesará su mandato y el reto para el sistema político lo constituye la elección del titular del legislativo y la formación del nuevo gobierno.
oda/yma