Los 128 diputados ganadores en los comicios asumirán el lunes entrante sus funciones en la legislatura hasta 2026 con el objetivo inicial de nombrar al titular de la entidad y al Consejo de Ministros para dar continuidad al proceso de recuperación económica.
Tras la sesión del gabinete de ayer, Miqati instó a los nuevos parlamentarios a no dilatar los trámites, pues los desafíos de la nación requieren de una gestión sólida y la cooperación de todas las partes.
La demora en la formación del gobierno ocasionaría un alto costo al pueblo libanés y el acceso al plan de recuperación impondrá cargas adicionales, subrayó.
En este sentido, Miqati señaló la necesidad de brindar oportunidades de trabajo, proteger los derechos de los depositantes y de avanzar en un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Al abordar su gestión en los últimos ocho meses, Miqati reconoció el cumplimiento de la celebración de los comicios parlamentarios, el inicio de la ruta de negociaciones con el FMI, el restablecimiento de la imagen internacional y las relaciones con las naciones árabes, especialmente los países del Consejo de Cooperación del Golfo.
En el orden interno, el primer ministro señaló la asistencia social a través del programa “Amán” a 45 mil familias, quienes reciben mensualmente entre 100 y 140 dólares en efectivo y se prevé para fines de junio llegar al apoyo de 150 mil.
Miqati mencionó la reapertura de las escuelas en todo Líbano mediante el pago de incentivos económicos a los maestros; en tanto, la deuda lo constituyó el expediente eléctrico.
Durante este tiempo, el gobierno implementó una estrategia para asegurar la cantidad mínima de energía a través de un acuerdo con Iraq y una segunda fase pendiente a la aprobación de préstamos y de acuerdos que incluye importar electricidad desde Jordania y gas vía Siria y Egipto.
Considerado uno de los hombres más ricos de Líbano, Maqati ocupó el cargo de primer ministro en julio pasado después de meses sin gabinete tras la explosión del Puerto de Beirut en agosto de 2010 que dejó un saldo de más de 200 muertos.
La nación de los cedros enfrenta una devaluación sin precedente de su moneda nacional la libra libanesa frente al dólar, altos precios en los combustibles, medicamentos y artículos de primera necesidad que sitúan hoy a cuatro de cada cinco ciudadanos en la pobreza, según Naciones Unidas.
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